jueves, 11 de septiembre de 2008

Lord Northbourne


FLORES

Un aspecto del simbolismo general de las flores que a menudo se pasa por alto es el siguiente: como todo el mundo sabe, la función de las flores se relaciona exclusivamente con la reproducción sexual de las plantas. En general, las partes que más admiramos en una flor, como los pétalos, son caracteres sexuales secundarios, estrechamente asociados con los insignificantes caracteres primarios. Todo el conjunto es exhibido y ostentado con gozosa despreocupación encima de los órganos estructurales y de nutrición, más mundanos, y constituye lo que normalmente es para nosotros la característica más atractiva de la planta.

De este modo las flores ejemplifican más completa y perfectamente que cualquier otro organismo vivo la primordial inocencia, belleza y naturalidad de la función sexual. Como símbolo y por ser algo así como una perpetua renovación del Acto primordial de creación, esa función es esencialmente sagrada.

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