martes, 31 de marzo de 2009

Áspero Mundo















Te tuve
cuando eras
dulce,
acariciado mundo.

Realidad casi nube,
¡cómo te me volaste de los brazos!

Ahora te siento nuevamente.
No por tu luz, sino por tu corteza,
percibo tu inequívoca
presencia.
… agrios perfiles, duros meridianos,
¡áspero mundo para mis dos manos!

Ángel González: Palabra sobre palabra. Áspero mundo.


lunes, 30 de marzo de 2009

Schopenhauer














Si la pluralidad y la distinción pertenecen únicamente a este mundo de apariencias, y si es el mismo Ser el que es visto en todos los seres vivos, entonces, la experiencia que disuelve la distinción entre yo y no-yo no puede ser falsa. Por el contrario: su opuesto debe ser falso. La experiencia mencionada subyace al misterio de la compasión y se manifiesta, de hecho, como una realidad de la que la compasión es la principal expresión. Esa experiencia, por tanto, debe ser el fundamento metafísico de la ética y consiste simplemente en esto: que un individuo se reconozca en otro, él mismo en su verdadero ser.

A. Schopenhauer: El fundamento de la moral

viernes, 27 de marzo de 2009

La Autoestima



















Hoy sabemos que las generalizaciones sobre el valor absoluto de la alta autoestima, y las indiscutibles ventajas de impulsar indiscriminadamente la autovaloración de las personas, más que teorías científicas válidas, son el resultado de la vieja quimera que glorifica incondicionalmente el embelesamiento con uno mismo. La utilidad de la autoestima como indicador seguro y fiable de salud psicológica y social de la persona es relativa.

Una alta autovaloración no es siempre un dato psicológico saludable, mientras que una baja valoración de uno mismo no es necesariamente causa de inadaptación o de tendencias antisociales.

Por ejemplo, bastantes personajes diabólicos de la Historia, como Calígula, Gengis Kan o Idi Amín, no tenían problemas de baja autoestima, sino todo lo contrario.

La cuestión es que un alto aprecio a uno mismo puede acarrear consecuencias destructivas cuando este aprecio está basado en tendencias egocéntricas y prepotentes. Por eso, fomentar indiscriminadamente la autovaloración positiva en este tipo de personas puede ser peligroso.



Luis Rojas Marcos:
La Autoestima

martes, 24 de marzo de 2009

Jorge de Sousa Braga















El Guardarríos

¡Es tan difícil custodiar un río!

Sobre todo cuando él corre

dentro de nosotros.


En busca del universo invisible



















Cicerón decía que la justicia, la aplicación del Derecho, es la mayor de todas las virtudes. Pero el Derecho suele ser despreciado por los cultivadores de otras disciplinas (científicas o técnicas) a causa de las limitaciones espaciales y temporales de su vigencia, y también por la mayoría de los comerciantes, industriales y financieros, que lo consideran un estorbo para la ejecución de sus planes y una traba engorrosa para sus negocios. Son como la paloma de la metáfora kantiana: que cree que sin aire volaría mejor, cuando, sin aire, no podría volar de ninguna manera. Porque no hay ciencia, técnica o negocio, que, fuera del seno de una sociedad humana organizada, pueda surgir, conservarse, ni progresar. Y ninguna sociedad humana puede subsistir ni desarrollarse sin la efectiva existencia de unas normas jurídicas que determinadas personas han de conocer, interpretar, aplicar. Podría afirmarse en latín que ubi homo, ibi societas; ubi societas, ibi ius (donde hay hombre hay sociedad, y donde ha sociedad hay Derecho) como una génesis cronológicamente sucesiva, si no fuese porque, como decía Jesús Fueyo Álvarez, "el hombre no existe, el hombre coexiste". Por esencia, el ser humano está abierto al mundo en general y a los demás seres humanos en especial. Exagerando un poco, podría decirse que es un "trozo de sociedad que anda". Y como el hecho social es inviable sin Derecho, la sociedad (y por ende el Derecho) son elementos constitutivos del ser humano. En España, puesto que un Derecho eficaz apenas existe, el factor asociativo es muy débil, y, en lo psíquico, el ser humano está deficientemente constituído como tal.

Luis Martos Herbás: En busca del universo invisible


Juan Ramón Jiménez



















¡No corras, ve despacio,
que donde tienes que ir es a ti solo!
¡ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, reciennacido
eterno,
no te puede seguir!


Juan Ramón Jiménez: Eternidades

sábado, 21 de marzo de 2009

Víctor Hernández Cruz













LADO 4

SENTADO en el puente de Brooklyn por la noche
mientras miro las luces eléctricas
el centro incendiado
pienso en las muchas semillas dentro de una maraca
si cada semilla fuera como una luz
todas cogidas de la mano
el mundo se convertiría en un caballo
y empezaría a galopar
podemos montarlo
podemos cabalgar

jueves, 19 de marzo de 2009

Alegría













Havrietis aquas in gaudio de fontibus salvatoris.

Sacaréis con alegría las aguas de las fuentes de la salvación.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cantar de los Cantares














Habla mi amado, ya me dice:


«Levántate, amada mía, preciosa mía, ven.
Que ya ha pasado el invierno,
han cesado las lluvias y se han ido.
Las flores aparecen en el campo,
ha llegado el tiempo de la poda;
y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola.
Apuntan los brotes de la higuera,
las viñas en flor exhalan su fragancia.
¡Levántate, amada mía, preciosa mía, ven!

Paloma mía, que anidas

en las grietas de la roca,
en escarpados escondrijos,
déjame ver tu rostro,
déjame oír tu voz.
¡Es tan dulce tu voz,
tan hermoso tu rostro!»


Cantar de los cantares (2, 10-14)


martes, 17 de marzo de 2009

Ralph Waldo Emerson

















Todo nos hace pensar que el alma, en el ser humano, no es un órgano, sino que anima y actúa a través de todos los órganos; no es una función, como las capacidades de la memoria, del cálculo, de la comparación, sino que utiliza a estos como manos y pies; no es una facultad sino una luz; no es el intelecto o la voluntad, sino el maestro del intelecto o la voluntad, el trasfondo de nuestro ser, en el que residen; una inmensidad no poseída y que no puede poseerse. Desde dentro o desde atrás, brilla, a través nuestro, una luz sobre las cosas; y nos hace conscientes de no ser nada, y de que esa luz lo es todo.

Ralph Waldo Emerson: Selección de Prosa y Poesía

lunes, 16 de marzo de 2009

Schelling














En la naturaleza y el arte, la esencia tiende ante todo a realizarse en los individuos. Y la mayor severidad de la forma se señala en los principios de ambas, pues sin los límites no podría manifestarse lo ilimitado. Si no existiese la rudeza, la dulzura no podría existir, y si la unidad ha de hacerse sentir, ha de ser por la peculiaridad, la separación y la oposición. Al principio, por tanto, aparece el espíritu creador totalmente perdido en la forma, inaccesible, cerrado e incluso acerbo en las grandes manifestaciones. Pero cuanto más logra unir toda su riqueza en una criatura, tanto más se va dulcificando paulatinamente su rudeza, y donde él modela la forma plenamente, descansando en ella, reposado y captándose a sí mismo, se anima en cierto modo y empieza a moverse en líneas suaves. Tal es el estado de los más bellos frutos o las flores más hermosas; donde el vaso puro rebosa, el espíritu de la naturaleza se libera de sus lazos y siente su parentesco con el alma. Como una dulce aurora que se eleva sobre la totalidad de la figura, se anuncia el alma que viene; todavía no está allí, pero todo se dispone para su llegada con el reposado juego de los movimientos delicados. Los rígidos moldes se funden y se dulcifican en la calidez; una amable esencia, que no es aún ni espiritual ni sensible, se extiende sobre el exterior y se pliega a todas las ondulaciones, a todas las formas de los miembros. Esta esencia incomprensible, según se dice, pero que todo el mundo siente, es la que los griegos llamaban jaris, y que nosotros llamamos gracia.

Donde la gracia aparece en forma perfectamente realizada, la obra es perfecta por parte de la naturaleza, no le falta nada, todas las condiciones están consumadas. El alma y el cuerpo están también en perfecta consonancia; el cuerpo es la forma, la gracia es el alma, aunque no el alma en sí, sino el alma de la forma, o el alma de la naturaleza.

El arte puede detenerse y permanecer en este punto, pues al menos en un aspecto, ha realizado ya todo su cometido. La imagen pura de la belleza que se detiene en este grado es la diosa del amor. Pero la belleza del alma en sí se funde con la gracia sensible: ésta es la más alta divinización de la naturaleza.

El espíritu de la naturaleza no está contrapuesto al alma nada más que en apariencia, porque en sí mismo es el instrumento de su manifestación. Produce, ciertamente, la oposición de las cosas, pero sólo para que la única esencia pueda aparecer como la más alta dulzura y reconciliación de todas las fuerzas. Todas las restantes criaturas están impulsadas por el espíritu de la naturaleza simplemente, y por él afirman su individualidad; en el ser humano sólo, como situado en un punto central, aparece el alma, sin la cual el mundo sería como la naturaleza privada de sol.

El alma, por tanto, no es en los seres humanos principio de individualización, sino aquello que les hace elevarse por encima de cualquier personalidad, que los hace capaces del sacrificio de sí mismos, del amor desinteresado, de lo que hay de más sublime, como contemplar y comprender la esencia de las cosas, y que le da, al mismo tiempo, el sentido del arte.


Friedrich Schelling: La relación del arte con la naturaleza


viernes, 13 de marzo de 2009

Jesús Mosterín. Saber, creer...













El uso que normalmente hacemos de los verbos creer y saber es tal que creer no implica saber (podemos decir «creo que así es, pero en realidad no lo sé»), pero saber implica creer. Incluso cuando alguien pretende saber algo y nosotros pensamos que se equivoca, al menos le concedemos que lo cree. Enrique nos dice: «Sé que dejé cerrada la puerta». Nosotros comentamos: «Cree que dejó cerrada la puerta, pero en realidad la dejó abierta». Es decir, que siempre que alguien pretende saber, cree; sepa o no. Saber implica creer. Incluso pretender saber ya implica creer.

Jesús Mosterín: Racionalidad y acción humana

miércoles, 11 de marzo de 2009

Juan José Tablada














Por nada los gansos

tocan alarma

en sus trompetas de barro.



martes, 10 de marzo de 2009

Jorge Luis Borges



















El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha.


Jorge Luis Borges: Para una versión del I King


lunes, 9 de marzo de 2009

Ludovico Ariosto
















Un fructífero riachuelo, alimentado por un manantial límpido,
Envuelve, a su alrededor, ese espacio fértil.
La tierra de Venus, la verdad sea dicha
Lugar efímero de alegría y de encanto:
Para cada doncella y esposa, que allí se engendra,
Es a lo largo y ancho del mundo, inigualada en gracia:
Y Venus desea, que hasta que tañan sus últimas horas,
El Amor caldee sus pechos, jóvenes y viejos.

Ludovico Ariosto: Orlando Furioso (fragmento)

lunes, 2 de marzo de 2009

Krisna se deja atar



















En una ocasión en que Yasoda sostenía al pequeño Krisna en sus faldas, lo sentó un momento para vigilar la leche que estaba hirviendo. El chiquillo se enfadó y en su cólera rompió un pote de leche cuajada, escapando después para buscar un poco de queso. Cuando se lo hubo comido, con la cara embadurnada, le dio un poco que le sobraba a un mono. Al volver la madre y ver la escena le riñó. Como castigo, decidió atarlo con una cuerda a un mortero de madera, pero sorprendida vio que la cuerda era demasiado corta. Entonces unió todas las cuerdas que pudo encontrar, pero aún así no pudo atar a Krisna. Yasoda no se lo creía. Krisna sonreía, pero viendo que su madre estaba extremadamente atónita, gentilmente dejó que lo atara.

Él, que no tiene principio, ni mitad ni fin, que está extendido por todas partes, infinito y omnipotente, dejó que Yasoda lo atara por amor. Él, que es el Señor de todos los seres, deja que aquéllos que lo aman lo controlen. Porque, aunque infinito, puede ser comprendido a través del amor.


Anónimo: Srimad Bhagavatam.
Libro X. Capítulo III: Krisna se deja atar.