sábado, 27 de septiembre de 2008

La nube del no saber


TEXTO ANÓNIMO INGLÉS DEL S XIV

49. La perfección es en esencia una cuestión de buena voluntad; en esta vida ningún consuelo es esencial. Así pues, te pido que estés dispuesto a seguir con el máximo entusiasmo el humilde impulso del amor que sale de tu corazón; será tu guía en esta vida y te conducirá a la dicha celestial en la venidera. Es la esencia de toda vida buena y sin él no puede comenzarse ni terminarse ninguna buena obra. No es más que tu buena voluntad en armonía con Dios, y el placer y la alegría que tu voluntad siente ante todo lo que Él hace.

Una buena voluntad semejante es la sustancia de toda perfección. La dulzura y el consuelo, ya sean físicos o espirituales, son accidentes en comparación con la buena voluntad, por muy santos que sean; no son esenciales y dependen de ella. Los llamo «accidentes» porque pueden estar o no presentes en el alma sin que ésta se resienta. Estoy pensando en esta vida, por supuesto, pues en el cielo estarán inseparablemente unidos a su sustancia, como lo estará el cuerpo en el que actúan con el alma. La buena voluntad espiritual es su sustancia en este mundo. Estoy convencido de que el ser humano que posea una buena voluntad perfecta, tan perfecta como sea posible poseerla en esta vida, será muy feliz y dichoso si ésta es la voluntad de Dios, tanto si recibe consuelo y dulzura como si no.

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