CUANDO EL MUNDO GIRA ENAMORADO.
Semblanza de Viktor Frankl
(…)Con torpes pasos, Viktor y los demás prisioneros se arrastraron hasta las puertas del campo, la mañana de su liberación. Por primera vez, el psiquiatra vio los alrededores del campo con ojos de hombre libre. «¡Somos libres! ¡Somos libres!», se repetía una y otra vez sin creérselo del todo. Había soñado tantas veces con la liberación, que ahora, ni aun caminando a su antojo, se atrevía a admitir que era verdad.
Llegó a los prados cubiertos de flores. Las contempló, y se dio cuenta de que las flores estaban allí, en esos maravillosos bosques de Baviera. Pero no despertaban en Viktor ningún sentimiento. Los recién liberados no pertenecían todavía a este mundo.
Al atardecer, cuando los ex-prisioneros volvieron al barracón, el doctor Racz preguntó:
-Dime, doctor Bela, ¿has estado hoy contento?
-Para ser franco, no.
«Literalmente hablando, pensó Viktor, hemos perdido la capacidad de alegrarnos y tenemos que volver a adquirirla, poco a poco. (…)»
Pasaron muchos días antes de que se le soltara a Viktor la lengua… y también algo que llevaba dentro de sí mismo, un sentimiento que necesitaba abrirse camino entre las extrañas cadenas que lo habían constreñido.
Y ese sentimiento salió a relucir un día, poco después de su liberación, mientras el psiquiatra vienés paseaba por la campiña florida, camino del pueblo más próximo. Veía las alondras elevarse hasta el cielo azul; incluso podía oír sus gozosos cantos. Había tierra y había cielo; había júbilo en las alondras y había libertad en el espacio abierto. Viktor se detuvo, miró a su alrededor, después al cielo y, finalmente, cayó de rodillas. En aquel momento sabía muy poco de él mismo y del mundo. Sólo tenía en la cabeza una frase, siempre la misma:
«Desde mi estrecha prisión llamé a mi Señor, y Él me respondió desde el espacio en libertad». Nunca supo cuánto tiempo permaneció allí, de rodillas, repitiendo una y otra vez su jaculatoria. Pero siempre supo que aquel día, en aquel momento, su vida empezó de nuevo.
1 comentario:
"aquel día, en aquel momento, su vida empezó de nuevo"
Aquel día es también hoy para nosotros
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