martes, 28 de octubre de 2008

Esquilo

AGAMENÓN

Pido a los dioses que me libren de este penoso trabajo, de esta guardia sin fin que estoy haciendo en lo alto del palacio de los Atridas, todo el año alerta como un perro, contemplando las varias constelaciones de los astros de la noche... Siempre esperando... Llega la noche, mas no viene con ella el reposo a mi lecho húmedo de rocío. Jamás le visitan los sueños; en vez del sueño, es el temor quien se sienta a mi cabecera y no me deja cerrar los ojos al descanso. ...¡Venga por fin el dichoso instante que me vea libre de esta fatiga! ¡Aparezca en medio de la noche el fuego de la buena nueva!

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