TODOS LOS HOMBRES SON HERMANOS
Cuando veo a un ser humano caer en el error o hundirse en el vicio, me digo que también me pasó a mí eso no hace mucho tiempo. Por eso mismo me siento hermano de todos los hombres y, para ser feliz, tengo la necesidad de ver feliz al más pequeño de mis semejantes.(MM,2-3)
Por todos lados veo que prolifera la exageración y la mentira. A pesar de todos mis esfuerzos, no llego a saber dónde se oculta la verdad. Sin embargo, tengo la impresión de que me acerco a ella, a medida que va disminuyendo la distancia que me separa de Dios. En su búsqueda, he perdido a algunos viejos amigos ¡Es una pena! El signo de este acercamiento es que puedo actualmente, sin miedo alguno, escribir y decir lo que pienso, aunque tenga que chocar con las oposiciones más obstinadas. Otro signo, me mantengo fiel a los once votos que he hecho, sin sentir ningún miedo ni temor por las consecuencias molestas que me podrían acarrear. Sesenta años de lucha me han permitido finalmente realizar el ideal de verdad y de pureza que me había fijado desde el principio. (MGP II, 143)
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