lunes, 1 de diciembre de 2008

Encuentro con la Sombra








John Babbs: EL FUNDAMENTALISMO DE LA NUEVA ERA

Anoche, como tantas otras veces, acudí a una de esas extravagantes reuniones de la Nueva Era. Pero esta vez no creo que vuelva a otra.
En la reunión un apuesto joven relató sus viajes alrededor del mundo y su peregrinaje por unos cuatrocientos lugares de poder de todo el mundo.
Nuestro conferenciante había tenido una visión de un mundo en paz, un mundo bueno y limpio en el que todos trabajaban en lo que les gustaba colaborando estrechamente entre sí.
Nos dijo que todos estos sitios habían sido utilizados cuatro o cinco mil años a.de C. por los antiguos paganos como lugar de culto a la diosa, como pista de aterrizaje interestelar para visitantes procedentes de lejanas galaxias y como lugar de asentamiento de antiguas civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra.
También predijo calamidades de otro tipo y describió el terrible futuro que nos aguardaba por haber dejado atrofiar nuestro hemisferio cerebral derecho y haber perdido el contacto con los antiguos lugares de poder. Luego nos explicó que las religiones patriarcales se habían adueñado de esos sitios para su propio uso y terminaron destruyendo, en el proceso, la profunda sabiduría y las antiguas verdades que encerraban esos lugares.
Calculo que habré estado en un centenar de estos prodigiosos acontecimientos. Gente hermosa, dulce, amable, espiritual. Fascinantes visionarios. Pero bajo todo ese esplendor acecha una sombra apenas velada por los beatíficos tópicos de la dulzura a la que denomino Fundamentalismo de la Nueva Era (F. de la N.E.), la creencia de que yo poseo la verdad y de que todos los demás están equivocados, son estúpidos o malos, la convicción de que yo represento a las fuerzas de la luz y la bondad mientras que los demás están engañados por las fuerzas del mal.
Esto, obviamente, no es algo que se declare en voz alta. Se trata, por el contrario, de algo encubierto pero, no por ello, menos presente. Lo que más exaspera de los F. de la N.E. es que sus juicios y estimaciones morales permanecen ocultas tras las pantallas de humo del «amamos a todo el mundo» y el «todos somos uno».
Nuestro joven prosiguió afirmando que «sentía» que las leyendas y los mitos paganos, griegos y romanos (mayas, aztecas, celtas, chinas, indias, etc.) que describían este gran misterio eran «ciertas» y que las leyendas judaicas, cristianas e islámicas eran elaboraciones y distorsiones de la «única» verdad. Además él había desarrollado las funciones de su hemisferio derecho y podía «constatar» que esos lugares habían sido utilizados como pistas de aterrizaje extraterrestre y como asentamiento de los atlantes, los lémures y los habitantes de Mu. ¿Qué cómo podía saberlo? ¡Lo sabía por channeling. Y se acabaron las preguntas!

2 comentarios:

José Solís dijo...

Aunque el fundamentalismo se vista de New Age, fundamentalismo se queda.
Pareciera que sólo hubiera fundamentalismo en ámbitos determinados, cuando la experiencia nos dice que todos podemos ser fundamentalistas en algún entorno o momento de nuestras vidas.
Por eso es importante el criterio sobre lo real, más allá de las apariencias o discursos. Volvemos en estos temas al punto central de los radicalismos fundamentalistas y de todos aquellos que se creen en posesión de la verdad absoluta: el totalitarismo.
Porque el totalitarismo se justifica en la posesión de la verdad, en el utilitarismo de los medios en función de los objetivos y en las buenas intenciones.
A partir de ahí viene la intolerancia, toda clase de manipulaciones y la falta de responsabilidad por los propios actos. En definitiva, el reino de la sombra. Psicológica y moral.

Anónimo dijo...

Lléveseles un poco, o un mucho según categorías, la contraria y verán su verdadero rostro. Recuerdo un iluminado q acabó pronosticándonos la condenación eterna en un debate donde se "coló" el tema del sufrimiento inflingido a los animales.