viernes, 19 de diciembre de 2008

Hannah Arendt: LOS ORÍGENES DEL TOTALITARISMO


















Cada sociedad exige de sus miembros un cierto grado de actuación, la capacidad para presentar, representar y actuar lo que uno es realmente. Cuando la sociedad se desintegra en camarillas, tales demandas ya no se formulan a los individuos, sino a los miembros de las camarillas. Entonces el comportamiento es controlado por silenciosas demandas y no por las capacidades individuales, de la misma manera que la interpretación de un actor debe encajar en el conjunto de todos los demás papeles de la obra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una buena reflexión. A mí me plantea que en las llamadas actuales democracias, sobre todo la que nos queda más cerca, la española, vivimos en sociedades de camarillas. Nuestra sociedad civil, en la que todas las personas deberían tener los mismos derechos, está muy lejos de ello.
Y ahí andamos todos, representando esta obra de teatro llamada "democracia española" en cuyo desarrollo argumental cada vez hay menos democracia real.

Anónimo dijo...

La "democracia" es un mal menor. Puede que incluso el menor de los males, en cuanto a organización social.
El resto es propaganda, es decir, publicidad ideológica.

Otra cuestión es que bajo esa etiqueta hay muchos epígrafes distintos, con cantidad de matices diferentes.