lunes, 10 de noviembre de 2008

Libro del Profeta Ezequiel


EL TORRENTE DEL TEMPLO

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho. Me dijo: -«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

3 comentarios:

José Solís dijo...

Del zaguán del templo manaba agua
¡Qué clave tan bella! De la tierra sagrada mana el fluido vital que nutre todos los planos de la existencia!

Asun Rodríguez dijo...

¡Qué fluya! ¡Qué nos inunde y nos desbordemos!

Anónimo dijo...

Y nosotros que lo veamos.