viernes, 20 de febrero de 2009

Tommaso Campanella


















Io nacqui a debellar tre mali estremi:
tirannide, sofismi, ipocrisia;
ond’or m’accorgo con quanta armonia
Possanza, Senno, Amor m’insegnò Temi.

Questi principi son veri e sopremi
della scoverta gran filosofia,
rimedio contra la trina bugia,
sotto cui tu piangendo, o mondo, fremi.

Carestie, guerre, pesti, invidia, inganno,
ingiustizia, lussuria, accidia, sdegno,
tutti a que’ tre gran mali sottostanno,

che nel cieco amor proprio, figlio degno
d’ignoranza, radice e fomento hanno.
Dunque a diveller l’ignoranza io vegno.

......................-o-O-o-

Yo nací para desbaratar tres grandes males:

tiranía, sofisma, hipocresía;
a menudo reparo con cuánta armonía
me enseñó Dios
Poderío, Ceño, Amor.

Estos principios son la verdad suprema
de la filosofía ahora descubierta,
remedio contra cualquier mentira
bajo la cual, mundo, lloras sin mesura.

Carestía, guerra, peste, envidia, engaño,
injusticia, lujuria, acidia, desdén,
descienden de aquellos tres grandes males,

pues en el ciego amor propio, hijo probo
de la ignorancia, raíz tienen y sustento.
Por eso vengo a disipar lo oscuro.

Traducción de Antonio Aliberti

2 comentarios:

José Solís dijo...

Campanella, controvertido y utópico.
Muchos males provienen de sólo tres (mal gobierno, mala mente y mala conducta) que a su vez tienen como raíz y sustento el "ciego amor propio".
Resumen excelente de la "filiación maldita", de la cascada en la que se arrojan los bienes parciales que acaban siendo males colectivos.

Gracias por poner la versión original. Todo un detalle.

angélica beatriz dijo...

Grandes males los que aquejan al mundo, pero nada que no pueda solucionar el amor que Dios nos ha sembrado en el corazón.

Porque amar es el fin último del hombre, y solo en el amor, podremos hacer de este mundo, el lugar donde vivamos todos como verdaderos hermanos.

Un beso querida Asunción.