jueves, 29 de enero de 2009

Hacia un saber sobre el alma




















No hay cuerpo, no hay materia alguna enteramente desprendida del tiempo. Y todo cuanto se destruye va a dar a su corazón.

Porque sólo la materia lo es porque no tiene un corazón suyo, propio. Y la vida se abre allí donde algo comienza a latir desde sí mismo, a respirar en su propio tiempo, allí donde se dibuja un hueco, una caverna temporal creada por un pequeño corazón, un centro. Pero hay un pulso en todo; la noche lo descubre.


María Zambrano: Hacia un saber sobre el alma (Diotima de Mantinea)

4 comentarios:

José Solís dijo...

Si lo entiendo bien, aquí abres tema sobre la diferencia entre materia y vida, o como dicen otros entre entropía (principio evidente en lo inorgánico) y negantropía, cualidad intrínseca de la vida orgánica.
Creo que esta es otra de las carencias de algunas interpretaciones muy en boga sobre la posible aplicación de las hipótesis y teorías físicas a los sistemas orgánicos, pues estos no se pueden explicar solamente con los postulados entrópicos.
La vida es un Misterio. La gran cadena del ser no es reducible a los niveles de realidad inorgánicos, a pesar de que muchos pretenden obviar esta brecha, lo que conduce a absurdos. Bien por no entender el medio en el que se manifiesta la Vida, bien por pretender que la vida es un subproducto de la materia inorgánica.

Luna Roi dijo...

Y yo... que no consigo arrancarme de este cuerpo, yo que no logro separar los pies del suelo, positivista, que mi corazón sólo lo pierde una caricia...

Anónimo dijo...

La ciencia no ha logrado explicar cómo de la materia surge la vida, en qué momento el aliento vital se incorpora a determinados cuerpos materiales dándoles vida, y en qué consiste realmente éso que llamamos vida.
"Profesando ser sabios se hicieron necios" dice la Biblia.
Un abrazo.

José Solís dijo...

muy interesantes los senderos abiertos... leo con atención y gusto...