
sábado, 27 de septiembre de 2008
La nube del no saber
TEXTO ANÓNIMO INGLÉS DEL S XIV
49. La perfección es en esencia una cuestión de buena voluntad; en esta vida ningún consuelo es esencial. Así pues, te pido que estés dispuesto a seguir con el máximo entusiasmo el humilde impulso del amor que sale de tu corazón; será tu guía en esta vida y te conducirá a la dicha celestial en la venidera. Es la esencia de toda vida buena y sin él no puede comenzarse ni terminarse ninguna buena obra. No es más que tu buena voluntad en armonía con Dios, y el placer y la alegría que tu voluntad siente ante todo lo que Él hace.
Una buena voluntad semejante es la sustancia de toda perfección. La dulzura y el consuelo, ya sean físicos o espirituales, son accidentes en comparación con la buena voluntad, por muy santos que sean; no son esenciales y dependen de ella. Los llamo «accidentes» porque pueden estar o no presentes en el alma sin que ésta se resienta. Estoy pensando en esta vida, por supuesto, pues en el cielo estarán inseparablemente unidos a su sustancia, como lo estará el cuerpo en el que actúan con el alma. La buena voluntad espiritual es su sustancia en este mundo. Estoy convencido de que el ser humano que posea una buena voluntad perfecta, tan perfecta como sea posible poseerla en esta vida, será muy feliz y dichoso si ésta es la voluntad de Dios, tanto si recibe consuelo y dulzura como si no.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Krishna y Mira

Mira Bai nació a finales del s.XV en Rajasthan. Desde muy tierna edad sintió un amor muy profundo por Krishna, maestro perfecto que había vivido cinco mil años atrás y figura clave del hinduismo. Mira solía llevar siempre consigo una imagen de su señor Krishna, con quien, ya desde muy pequeña, se sintió desposada.
Su devoción por Krishna (al que en sus poemas llama por distintos nombres: Girdhar, Gopal, Hari, etc.), hace que sus canciones sigan vivas en la mayor parte de la India.
Mira Bai
Las nubes furiosas han llegado
sin ningún mensaje suyo.
Cuando las ranas, los pavos reales y ruiseñores cantan
y el cuco llama melancólico,
cuando la oscuridad desciende y el rayo azota,
la que ama tiene miedo.
Cuando los vientos traen memorias perdidas
y la lluvia cae durante todo el día,
sólo Hari puede consolarme.
39
Nadie más que Gidhar es mi Señor.
He buscado en el universo entero
y he olvidado a los míos, a mi familia, a mis amigos.
Me he sentado con los ascetas
y he ignorado lo que decían los demás.
Me he regocijado con los santos
y he llorado este mundo mortal.
Devolví crema
y desdeñé las heces que quedaron.
El príncipe me dio veneno.
Lo bebí
y encontré el éxtasis.
Tiernamente mezclé mis lágrimas con Él
y planté el retoño del amor.
Sí, estoy enamorada.
Deja que el mundo siga su curso.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Santa Teresa de Calcuta
ORAR
* El motivo que debe empujarnos a ser santos no debe ser otro que permitir que Cristo viva su vida en nosotros.
* Los filamentos de las bombillas son inútiles si no pasa la corriente.
Vosotros, yo, somos los filamentos. La corriente es Dios.
Tenemos la posibilidad de permitir a la corriente pasar a través de nosotros y de utilizarnos para producir la luz del mundo.
* Con frecuencia, una mirada ferviente, confiada, profunda a Cristo puede transformarse en la más encendida oración.
«Yo le miro; Él me mira.» No hay oración mejor.
* Hoy, como siempre, Cristo está en los pobres que no son amados, que carecen de empleo, de cuidados, que no tienen ropas ni hogar.
En esos pobres que se llegan a considerar un peso para la sociedad y el Estado. Nadie tiene tiempo para ellos.
Somos yo y vosotros, en cuanto cristianos dignos del amor de Cristo si nuestro amor es auténtico, quienes tenemos que ir en su busca y ofrecerles nuestra ayuda.
Ellos están ahí para que les salgamos al encuentro.
* No deberíamos servir a los pobres como si fuesen Jesús.
Debemos servirlos porque son Jesús.
* Los pobres no tienen necesidad de nuestras actitudes paternalistas ni de nuestra compasión.
Sólo necesitan nuestro amor y nuestra ternura.
* Alguien me dijo en cierta ocasión que ni por un millón de dólares se atrevería a tocar a un leproso.
Yo le contesté:
- Tampoco yo lo haría. Si fuese por dinero, ni siquiera lo haría por dos millones de dólares. Sin embargo, lo hago de buena gana, gratuitamente, por amor de Dios.
* No presto atención a las estadísticas. Lo que importa son las personas. Yo me fijo en una persona a la vez. Sólo hay uno: Jesús.
* En los países desarrollados existe una pobreza íntima, una pobreza de los espíritus, de soledad, de falta de amor.
No hay enfermedad mayor en el mundo de hoy que esa suerte de pobreza.
* Hay quienes me recuerdan lo que cierta revista dijo respecto a mí, describiéndome como una «santa viviente».
Si alguien ve a Dios en mí, no puedo sino sentirme feliz por ello.
Yo veo a Dios en todos, pero de manera especial en los que sufren.
*Además del silencio de la lengua existe también el silencio de los ojos, que nos permite ver a Dios.