miércoles, 30 de diciembre de 2009

Gratuidad - Gratitud


















En su artículo “Paternidad, Don y Autonomía”, Eduardo Valenzuela reflexiona sobre la desvalorización del don en la modernidad, sobre el por qué, desde los tiempos modernos, ha sido tan generalizada la explicación “egoísta” de los actos dirigidos al otro.

Valenzuela dirá que la gratuidad “consiste en dar sin esperar nada a cambio y sin comprometer por ello la voluntad del otro”. Pero esta gratuidad también exige “la capacidad de recibir sin entregar nada a cambio (gratitud)”. En esta gratuidad y gratitud, se funda el potencial de libertad que se encuentra presente en el don, y que “convierte definitivamente la deuda en algo alegre, ligero y la culpa en algo feliz”.

En la modernidad se observa una hostilidad hacia lo dado lo que hace olvidar el potencial de libertad que se encuentra presente en el don. Esto ocurre, en primer lugar, debido a que hay un intento de situar la libertad fuera del plano de la existencia –la existencia es fuente de determinación, “algo que no se ha decidido y que tiene, por ello, la misma consistencia de las cosas de la naturaleza”. Así, la vida, lo dado y lo que recibimos, pierde el vínculo con el Creador: se debe trascender la existencia, lo dado, para alcanzar la libertad. Sin embargo, y en segundo lugar, la existencia no es sólo fuente de determinación, sino también de obligación, ya que le debemos la existencia a otro. “La existencia aparece como deudora y culpable”.

Pero Valenzuela dirá que la determinación óntica no cancela la existencia como espacio de libertad, ni exige trascenderla. “Por el contrario, ninguna libertad se equipara a aquella que se funda realmente en el acto de dar la vida sin obligaciones ulteriores y en el acto de recibirla sin culpa”.

En cuanto a las relaciones con un extraño, cuando lo dado se basa en el interés personal, siguen el modelo del “dar para recibir”. La pregunta entonces es: ¿qué pasa con el pobre, con el que no puede devolver lo que le damos, o aquél al que nunca conoceremos? Aquí aparece el modelo de la caritas, cuya esencia radica en “la apertura del don hacia el extraño, hacia aquel que no hemos visto nunca y seguramente no veremos nunca más”. La caritas se asocia al modelo de filiación, del “dar porque se ha recibido” en gratuidad y en gratitud.

Extraído y elaborado a partir de: La Evolución del Voluntariado en Chile entre los años 1990 y 2002.
Sebastián Zulueta Azócar


2 comentarios:

Tordon dijo...

Interesantes reflexiones, estimada Gaudiosa.
Que pases unas felices fiestas.

Pele Ón dijo...

Deus Caritas Est: título además de una encíclica que es lo mejor que he leido nunca, te la recomiendo, es muy baratita y también está en http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_sp.html